top of page

Corporación Alejandría

Programa de Desarrollo de Bibliotecas Públicas Rurales
Sopó, Cundinamarca, Colombia



 

Situado a unos 40 kilómetros al norte de Bogotá, Colombia, se encuentra Sopó, uno de los municipios más prósperos que rodea la activa capital de ocho millones de habitantes. Fundado en el siglo XVI como uno de los tantos resguardos indígenas organizados por los españoles para distribuir la tierra y asegurar su explotación a través del sistema de trabajo forzado conocido como la encomienda, Sopó aún mantiene cierto aire bucólico de su pasado colonial.  



Con una población aproximada de 15.000 personas, Sopó es un municipio de gran actividad económica: fábricas de productos lácteos y de baldosas de cerámica, ganaderías y cultivos tradicionales como maíz, cebada y papa, así como cultivos de flores para exportación, generan empleo para la mayoría de la población y atraen gente de las zonas circundantes. Los bogotanos visitan los restaurantes, parques y cafés de la zona durante los fines de semana.



El valle rural de Teusacá, que se divide en doce veredas (unidades en las que se divide el área rural de una municipalidad), pertenece al municipio de Sopó. Cada vereda cuenta con una pequeña escuela pública que va cubre hasta quinto de primaria, y tres de ellas ofrecen bachillerato. Todas las escuelas de la zona son públicas y operan bajo el esquema  “Escuela Nueva”, diseñado para que los profesores puedan tener en un mismo salón a estudiantes de diferentes edades y niveles de educación. Los estudiantes que deseen buscar una educación media y secundaria deben buscar un lugar en las congestionadas escuelas que cubren el bachillerato, o buscar un colegio privado en el pueblo.  Como resultado de esta falta de recursos para la educación, la mayoría de los estudiantes dejan la escuela a la edad de 16 años, cuando pueden comenzar a trabajar legalmente; el nivel promedio de educación del adulto hoy en día es de quinto de primaria. 



Desde el punto de vista cultural, los habitantes de la zona generalmente destinan su tiempo en los fines de semana para asistir a eventos deportivos o de recreación, o para ir a la misa dominical. Los hombres practican el popular  “tejo”, una actividad en la cual tomar grandes cantidades de cerveza es parte del juego.  Aparte de la feria ocasional, donde el evento “cultural” de mayor importancia es la elección de la reina de belleza local, la gente no tiene muchas alternativas de recreación. La biblioteca pública de Sopó, consistente en un pequeño salón con pocos libros,  por consiguiente, el acceso a la información es muy limitado; el periódico nacional se puede adquirir en una o dos tiendas del pueblo, y en los últimos años se han abierto un par de tiendas de video y cafés internet.  


Sopó y sus veredas adyacentes tienen unas condiciones particulares de bienestar económico, reflejadas en su bajo nivel de desempleo. Sin embargo, esta prosperidad relativa no se refleja en forma alguna en el nivel educativo o el desarrollo cultural de las 6.000 personal de la comunidad rural. La deficiente estructura educativa, la escasez de recursos, y la inexistencia de bibliotecas y organizaciones culturales poco a poco irán dejando a esta población más y más rezagada en plena era de la información, lo que se traducirá en su aislamiento y falta de oportunidades a pesar de su ubicación privilegiada, a sólo 45 minutos de la capital del país.  

    

El acceso a la información y el conocimiento, y el mejoramiento en la calidad de la educación y la recreación pueden hacer de este escenario privilegiado un verdadero laboratorio de desarrollo comunitario y de convivencia pacífica. Es por estas razones que la Corporación Alejandría escogió a la región de Sopó para lanzar su programa de bibliotecas.

Nuestra historia

La Corporación Alejandría, una organización sin ánimo de lucro, fue formada para establecer, organizar y administrar bibliotecas públicas rurales.

  • Facebook Clean
  • Blogger Clean
bottom of page